Ecocidio

Es por estupideces como ésta que he renegado casi completamente de la arquitectura y la construcción (no solo porque la elección de carrera la consideré equivocada).

Yo no soy un trabajador ejemplar, ni mucho menos alguien para cuestionar la ética de los demás pero ¿Dónde queda la conciencia de los proyectistas, de los diseñadores de éstas cosas, de los ingenieros, de los arquitectos? ¿Les interesará acaso -siquiera un poquito- saber algo del lugar donde viven, del lugar donde piensan hacer sus chingaderas ó tan siquiera del planeta que nos encontramos destruyendo?

Lo digo porque -desde que estudiaba ésta carrera- me dí cuenta que la comunidad en general hacía muchas veces -ahora sí que- castillos en el aire, tenían intereses algo limitados e incluso predominaba una mentalidad cuadrada en varios casos (alumns y profesore/as por igual). Al grado de que me daba la impresión de que veían en cada "área verde" un "terreno". Es algo que jamás tuve oportunidad de expresar abiertamente (más por timidez y, si, cobardía) dentro de mi paso por ahí, pero me fui dando cuenta que si -se supone- las universidades tienen (como una de sus características) el ser casas para la creación, el intercambio, la retroalimentación y la difusión del pensamiento, en donde estudié (Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Tecamachalco, del I.P.N.) eso me pareció casi inexistente, y si hubo, se circunscribían casi siempre a discusiones bizantinas acerca de si la arquitectura era ésto ó lo ótro y jaladas de ese tipo. No había cuestionamientos hacia la ética de los proyectos (por ejemplo: un compañero decía que si un narco le pedía que diseñara su mansión, él lo haría), hacia su utilidad social (predominaban los ejercicios y trabajos para privados) y menos a considerar a otras especies dentro de los proyectos (tanto si eran de integración como -mucho más probablemente- de exclusión).

Quizás sea por la naturaleza tan neciamente antropocéntrica de éstas disciplinas, pero ésto -en mi opinión- toca un punto que casi ningún arquitect@ ó ingenier@ civil tiene a bien cuestionarse: ¿Cual es su responsabilidad dentro de ésto? Más allá de éticas laborales (que si el cliente, que si los tiempos, que si la calidad, que si el profesionalismo, que si demás eufemismos) ¿Dónde quedaría una auténtica consideración por las demás personas y las demás formas de vida? ¿No debería ser la implicación de la destrucción de un ecosistema -el que fuere, y más en el caso de uno tan frágil como un  manglar- en sí misma una razón de peso para que los arquitectos ó ingenieros civiles desistan del proyecto y busquen alternativas?

Y pues si, dentro de todo, es horrendo lo que está pasando. Y si, tiene que denunciarse. Y sobre todo, tenemos que aportar algo para que éste ecosistema tenga alguna oportunidad de regenerarse.